La base del PRM en Barahona: indignación y falta de esperanza
La base del Partido Revolucionario Moderno (PRM) en Barahona continúa sumida en una profunda decepción debido a la exclusión sistemática de sus miembros en la asignación de empleos públicos. Los militantes que se fajaron políticamente para llevar al PRM al poder denuncian que los beneficios laborales solo llegan a aquellos con conexiones personales en la dirigencia local, relegando a los demás al olvido. Este patrón de exclusión ha sembrado una sensación de desamparo entre quienes esperaban que su lealtad política fuera recompensada.
En septiembre pasado, el ministro de Hacienda, José Manuel Vicente – Jochi-, anunció que el gobierno dominicano congelaría las contrataciones en el sector público, salvo en áreas esenciales como seguridad, educación y salud. Sin embargo, esta medida parece haberse quedado en palabras, ya que continúan los nombramientos de figuras vinculadas a la cúpula del PRM. Entre estos, destaca el caso de un reconocido comunicador barahonero, cuya designación ha generado controversia al ser vista como un ejemplo del favoritismo reinante en Barahona.
La frustración de los perremeístas radica en la exclusión sistemática de aquellos que trabajaron incansablemente durante la campaña. A pesar de haber pasado los primeros cuatro años del gobierno sin ser tomados en cuenta, el inicio de este segundo período refleja un panorama similar. Mientras tanto, la nómina pública se llena con aliados de figuras políticas influyentes, como los del exalcalde Noel O. Suberví Nin, quienes disfrutan de salarios privilegiados en comparación con los demás militantes.
Este sentimiento de traición ha generado un creciente malestar entre la base partidaria. Muchos perremeístas, que apenas aspiraban a empleos de 25 mil pesos mensuales, se sienten abandonados mientras ven cómo otros, sin el mismo sacrificio político, son beneficiados. Este panorama ha provocado un distanciamiento entre las bases y la dirigencia, debilitando la cohesión interna del PRM en Barahona.
La situación actual representa un desafío importante para la dirigencia local y nacional del PRM. Si no se toman medidas para garantizar una distribución equitativa de los empleos públicos y atender las legítimas demandas de su militancia, el partido corre el riesgo de erosionar su base de apoyo, algo que podría repercutir negativamente en sus aspiraciones políticas futuras.